miércoles, 4 de septiembre de 2013

ARTE. El convento de San Francisco de Asís en la Ciudad de México.




El convento de San Francisco de Asís en la Ciudad de México
Gabriela López García.




Tres fueron las órdenes mendicantes que llegaron a México para cumplir labores de evangelización. Los franciscanos fueron los primeros en llegar a territorio mexicano y vinieron con la firme convicción de que las tierras recién descubiertas eran idóneas para difundir la palabra de Dios a una población que carecía del conocimiento de Cristo Jesús.

Los franciscanos arribaron a la Nueva España en 1524. Después de algunas vicisitudes se organizaron las custodias religiosas en la ciudad de México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo por ser lugares con una población indígena bastante numerosa.

La edificación de conventos fue una tarea prioritaria en el proceso de evangelización. Varios fueron los conventos que se construyeron para ese fin. En la Ciudad de México quizá el más importante y el más grande fue el convento de San Francisco ubicado actualmente en la calle de Madero 7, atrás de la Torre Latinoamericana.

La construcción actual data de 1710 y se puede apreciar una portada en la entrada lateral plenamente barroca. Antes de esa fecha hubo dos construcciones, pero se desconocen las fechas de su construcción y desaparición.  La primera iglesia posiblemente se fundó alrededor de 1524 pero se cayó debido al terreno acuoso en donde estaba asentada. Recordemos que lo que hoy llamamos Ciudad de México fue edificada en porciones de tierra bañadas por los antiguos lagos de Texcoco y Xochimilco. Una segunda construcción se edificó sobre la primera. Pero al igual que su predecesora desapareció. Sobre los vestigios de estas dos construcciones se levantó la actual iglesia.

El edifico y el predio actual tiene su importancia por varias razones: 1) ahí se erigió el primer convento e iglesia en la Ciudad de los Palacios, 2) en ese lugar se estableció  primera la escuela para indígenas  que fundó Fray Pedro de Gante y 3) porque se dice que  ahí tuvo Moctezuma un jardín con las aves más hermosas de los lagos para utilizar sus plumas en lo que hoy se denomina “arte plumaria”.

El predio que ocuparon los franciscanos media 32, 000 metros cuadrados aproximadamente. Esas dimensiones abarcarían un cuadrado limitado al norte por la calle de Madero, al sur por la calle de Venustiano Carranza, al oriente por la calle de Gante y al poniente por el Eje Central.

Después de la confiscación de bienes eclesiásticos en el gobierno de Benito Juárez, el predio fue dividido y el lugar que ocupa la iglesia actual es bastante pequeño.

La iglesia de San Francisco colinda con dos templos, uno católico y el otro protestante. El protestante es una iglesia metodista en la calle de Gante y la otra es el Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, éste sobre la calle de Madero. Por cierto, vale la pena recordar que la calle de Gante debe su nombre al ilustre franciscano flamenco Fray Pedro de Gante, quien fundó la primera escuela para indígenas nobles llamada San José de los Naturales; este edificio estaba junto al ex convento de San Francisco el Grande. En la lámina se puede apreciar las dimensiones de esta construcción religiosa franciscana.

La iglesia está en funciones y admite visitas en horarios distintos a las misas. Se entra por una puerta lateral ornamentada por una preciosa fachada  barroca. La entrada principal está clausurada. En el interior se pueden admirar tanto el retablo principal como las pinturas que engalanan las paredes laterales.

Al salir de la iglesia puede realizarse una tranquila caminata por la calle de Madero y apreciar los edificios a su alrededor de estilos arquitectónicos diversos. Vale la pena detenerse en el edificio llamado el Palacio de Iturbide para deleitarse con una fina portada barroca y las exposiciones de pintura, regularmente novohispana que ahí se realizan y que pertenecen al consorcio bancario de Banamex.

De nuevo sobre Madero, hoy calle exclusivamente peatonal, nos detenemos en la esquina de Bolívar para observar la Iglesia de la Profesa que alberga una pinacoteca de Pintura Sacra a cargo de la Compañía de Jesús, otra orden mendicante que llegó a México en el siglo XVII.

Siguiendo el curso de la calle de Madero finalmente entramos en el corazón de la Ciudad de México, la Plaza de la Constitución o “zócalo” como comúnmente la llama la gente. En ese cuadro se erigen edificios importantes para los mexicanos, pero ellos serán tema de otro escrito.



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